El líder de la mayoría demócrata en el Senado de EE.UU., Chuck Schumer, anunció que buscará forzar un voto sobre el control de armas de fuego en junio, tras el tiroteo en un colegio de Texas donde 19 niños y dos profesoras murieron.
Schumer explicó en el pleno que no ha programado un voto esta semana sobre dos iniciativas legislativas ya aprobadas por la Cámara Baja, con mayoría demócrata, para dar tiempo a negociar un acuerdo con los republicanos.
Aun así, reconoció que es poco probable que ambos partidos lleguen a un arreglo.
“Si estas negociaciones no arrojan resultados, el Senado votará sobre legislación de seguridad de armas de fuego cuando regresemos” del receso por el Día de los Caídos en EE.UU., el próximo lunes, dijo Schumer.
Indicó que, pese a su “profundo escepticismo”, tiene esperanza de que esta semana demócratas y republicanos lleguen a un pacto para “reducir la violencia armada de una manera real en EE.UU”.
Schumer aclaró que no está dispuesto a negociar por tiempo indefinido y señaló que si estos esfuerzos fracasan programará un voto sobre ese tipo de legislación.
Las dos propuestas legislativas aprobadas por la Cámara Baja en marzo requerirían la verificación de antecedentes del comprador en casi todas las transacciones con armas de fuego y acabarían con lo que se denomina “la brecha de Charleston”, que permite proceder a la venta de armamento si la comprobación de antecedentes no se ha completado en 3 días, expandiendo este plazo a 10 días.
Actualmente es prácticamente imposible que cualquier iniciativa de este tipo salga adelante en el Senado, ya que los demócratas tienen una mayoría tan ajustada que necesitarían convencer a por lo menos diez republicanos para aprobarlas, y los conservadores se han opuesto sistemáticamente a cualquier medida de control de armas de fuego.
El Congreso de EE.UU. lleva más de dos décadas sin aprobar una ley que limite significativamente la posesión de armas, protegida en la Segunda Enmienda de la Constitución.
Además, la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés) ha ayudado a financiar las campañas políticas de cientos de miembros del Congreso, tanto demócratas como republicanos, según la base de datos Open Secrets que gestiona el Centro para una Política Responsable.