El grupo japonés Nissan valora una reducción de la producción del 17% en dos plantas de ensamblaje al sureste de Estados Unidos en un esfuerzo por controlar el exceso de oferta y los crecientes costes que le han obligado a poner en marcha un plan de ajuste que contempla 9,000 despidos a nivel global, la mayoría en China y Estados Unidos, y un recorte de la fabricación en el entorno del 20 por ciento.
En el nuevo cronograma enviado a los proveedores, Nissan asegura que estima una capacidad de fabricación de 503,202 vehículos en Canton (Mississippi) y Smyrna (Tennesse), esto son más de 100,000 unidades menos que hace un año a medida que la producción de camionetas de gran volumen, en especial los modelos Pathfinder, Frontier y Rogue disminuyen sus ventas ante el menor interés de los clientes.
Complementariamente, Nissan va a reducir algunos turnos en ambas plantas de ensamblaje de cinco a cuatro días a la semana hasta finales del mes de marzo, cuando el grupo japonés cierra su año fiscal.
Para fin de año, Nissan pretende reducir su fuerza laboral asalariada en Estados Unidos en un 6%, esto son, 500 trabajadores después de haber perdido más de una cuarta parte de su participación de mercado en los últimos 5 años hasta tocar mínimos de casi las dos últimas décadas.
Al tiempo, el grupo asiático está a la espera de ver en qué se concretan las amenazas vertidas en las últimas horas por el presidente electo, Donald Trump, contra México y Canadá a cuenta de los aranceles a la importación que, según el republicano, subirá al 25% desde el “día uno” de su presidencia.