Un nuevo incendio en Irak, durante la celebración de una boda a la que asistieron más de medio millar de personas, ha dejado hasta el momento al menos 114 muertos y más de 200 heridos, una tragedia que ha conmocionado el país y que ha vuelto a poner el foco sobre la corrupción y la negligencia relacionada con la infraestructura.
La catástrofe, calificada de “accidente” por el gobierno de Irak, tuvo lugar en el distrito de Al Hamdaniya, en la provincia norteña de Nínive, y ha sido atribuida al uso de fuegos artificiales y de bengalas en el interior de la sala donde se celebraba la boda.
De acuerdo con la Defensa Civil, la sala de la boda estaba cubierta de paneles de plástico Ecobond “altamente inflamables”, cuyo empleo en este tipo de construcciones constituye “una violación de las instrucciones de seguridad”, mientras que la instalación carecía de sistemas de alarmas y de extinción de incendios.
Una boda trágica
El incendio “se propagó muy rápidamente” y provocó “el colapso de partes de la sala de la ceremonia”, construida con “materiales de bajo coste que se derrumbaron en cuestión de minutos”, según la Defensa Civil, que indicó que la quema de los paneles de plástico provocó una emisión de gases tóxicos.
“La alegría y la felicidad se convirtieron en muerte y tristeza de repente, cuando el fuego se propagó rápidamente y lo quemó todo”, aseguró a EFE Hanna Korkes, uno de los asistentes a la boda celebrada en la sala de fiestas Al Haitham Hall.
El iraquí relató que el evento fue “alegre y bonito”, y que los asistentes no pararon de bailar y cantar “hasta que algunos se pusieron a lanzar fuegos artificiales de la sala”.
“Perdimos a varios amigos y familiares en este doloroso incidente”, sollozó Korkes, que afortunadamente salió ileso al encontrarse cerca de la salida del local cuando empezó a arder.
Ahí también se encontraba Basel Samir, otro asistente que presenció cómo “el techo de la sala empezó a arder a una velocidad de locura” hasta que se derrumbó sobre la muchedumbre concentrada en la pista de baile.
“Hubo una estampida, luego una avalancha en la puerta de salida… Y eso provocó que algunas personas se cayeran al suelo y fueran pisoteadas por otras”, dijo a EFE.
Un horror con muchos precedentes
El primer ministro de Irak, Mohamed Shia al Sudani, declaró tres días de luto en todo el país tras la tragedia, una de las peores de este tipo en el país árabe en los últimos años, aunque los incendios y explosiones en instalaciones aglomeradas han sido una constante desde hace un lustro.
Asimismo, el ministro de Interior, Abdul Amir al Shammari, ordenó la formación de un comité de investigación para esclarecer los hechos, y anunció la emisión de órdenes de arresto contra cuatro de los dueños del local, a los que acusan de no cumplir los estándares mínimos de construcción.
Asimismo, según la agencia de noticias estatal iraquí INA, las autoridades han arrestado ya a nueve trabajadores de la sala para someterlos a interrogatorio.
En Irak son habituales los incendios en instalaciones, especialmente con el aumento de las temperaturas del verano y debido a la falta de mantenimiento, a la corrupción y al pobre estado de la infraestructura de un país que todavía está en proceso de reconstrucción tras décadas de guerra y violencia sectaria.
El incendio más mortal de los últimos años ocurrió en 2021 en un hospital de Bagdad, que se saldó con 82 muertos, y sucedió poco después de que un incidente similar acabara con la vida de 60 personas en otro centro sanitario, esta vez en Nasiriya, en el sur de Irak.
Ante el descontrol y a la proliferación de estos incidentes, Al Sudani, ordenó hoy a la Defensa Civil “duplicar las inspecciones periódicas de los edificios, centros comerciales, restaurantes, hoteles y salas de celebraciones para garantizar las medidas de seguridad y tratar los posibles peligros”.
Una enfermera del hospital de Mosul, ciudad muy cercana a la sala de fiestas siniestrada, dijo a EFE en condición de anonimato que el centro sanitario ha recibido decenas de cadáveres que “están pegados los unos con los otros de tal manera que no se puede distinguir el cuerpo de un hombre del de una mujer”.
“Nunca en mi vida he presenciado algo tan horrible”, sentenció.