Irán suspendió el acceso de Internet al mundo exterior mientras manifestantes furiosos protestaban por el derrumbe de un edificio en el que murieron al menos 34 personas, momentos en los que la indignación y el dolor siguen aumentando en el país.
La suspensión del servicio sumió la provincia sur occidental de Juzestán en un aislamiento digital, dificultando a los periodistas verificar los acontecimientos y a los activistas compartir videos y organizar protestas.
Es una táctica que el gobierno iraní ha empleado reiteradamente en tiempos de malestar social, de acuerdo con defensores de derechos, en un país en el que las estaciones de radio y televisión están controladas por el estado y los periodistas enfrentan la amenaza de arresto.
La interferencia con el Internet en la provincia petrolera comenzó a principios de mayo, semanas antes del desplome fatal, dijo Amir Rashidi, experto que se centra en la seguridad digital en Oriente Medio.
La provincia, hogar de una población étnicamente árabe que se ha quejado por mucho tiempo de discriminación, era un foco de protestas por el estado de la economía y el alza de precios de los productos básicos.
La suspensión al servicio de Internet se intensificó en el área luego del derrumbe del Metropol.
El desastre causó un estallido en Abadán, donde los residentes, acusaron al gobierno de negligencia y se congregaron cada noche en el sitio del desplome para gritar consignas contra la República Islámica, videos de las protestas han circulado ampliamente en Internet, algunos de ellos mostrando a la policía golpeando con macanas y usando gas lacrimógeno contra los manifestantes.