La nación isleña de Tonga ha conseguido esquivar la pandemia con un solo caso de COVID-19, pero el envío de ayuda humanitaria tras la gigantesca erupción y devastador tsunami del pasado fin de semana pone en peligro el milagro del reino polinesio.
“Ellos quieren mantener al COVID-19 fuera de su país. Es una misión humanitaria con diferentes frentes”, explicó la ministra neozelandesa de Exteriores, Nanaia Mahuta, quien apuntó que dialoga con las autoridades tonganas los protocolos de seguridad contra la pandemia de cara a la llegada de los suministros de emergencia.
Tras días de incertidumbre, el Gobierno de Tonga describió como “un desastre sin precedentes” el tsunami y la erupción volcánica sufridos el sábado mientras las islas siguen prácticamente incomunicadas.
La erupción del Hunga Tonga Hunga Ha’apai, una de las mayores en 30 años, provocó un tsunami con olas de hasta 15 metros de altura que golpearon varias islas de este archipiélago del Pacífico Sur de 169 islas y 105 mil habitantes.
El alto comisionado de Tonga en Camberra, Curtis Tu’ihalangingie, señaló en el canal público australiano ABC que se tendrán que seguir a rajatabla los protocolos para evitar un “tsunami de COVID-19”.
Tonga blindó sus fronteras para evitar la entrada del coronavirus y durante toda la pandemia solo ha detectado un caso mientras ha conseguido vacunar al 60 por ciento de su población con la pauta completa.
El único caso de COVID-19 se registró a finales de octubre de 2021 y se trató de una persona vacunada que estaba haciendo la cuarentena tras llegar a Tonga procedente de Nueva Zelanda, en un vuelo de repatriación.
“La apertura al turismo y a trabajadores humanitarios conlleva enormes riesgos para (las naciones en) el Pacífico, que hasta ahora ha estado en gran medida protegido del impacto”, subraya en Twitter, Kate Schuetze, investigadora en Asia-Pacífico para Amnistía Internacional.
Dos barcos de la Marina neozelandesa partieron el martes con destino a Tonga, a donde llegará “como pronto el viernes”, indicó el ministro de Defensa, Peeni Henare, al asegurar que los barcos tienen que navegar con “precaución”.
También está en marcha una “operación de limpieza” de la pista de aterrizaje en el aeropuerto de la principal isla del país para que “a finales de semana” puedan aterrizar con seguridad los aviones militares cargados de ayuda humanitaria.
Ambos ministros subrayaron en la prioridad de distribución de agua potable, debido a la posible contaminación de los acuíferos tras la lluvia de ceniza o mediante la invasión de agua salada, además de material médico y generadores de energía.