Ginebra, (Notimex).- El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), recomendó reducir el consumo de carne en la alimentación y modificar la manera en que se usa la tierra, a fin de frenar el fenómeno.
La meta del Acuerdo de París de 2015 de mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 grados no podrá lograrse sin transformaciones importantes en el uso del suelo, advirtió el informe “La tierra y el cambio climático” que el IPCC aprobó la noche del miércoles y publicó este jueves.
Tras cinco días de reuniones en Ginebra, las delegaciones de los 195 países miembros del IPCC concluyeron que “una mejor gestión del suelo puede contribuir a frenar el cambio climático, aunque no es la única opción”.
El reporte, preparado por 107 expertos de 52 países, en su mayoría en desarrollo, y con la participación de 40 por ciento de mujeres, destacó cómo el clima afecta la disponibilidad, el acceso, la nutrición y la estabilidad de los alimentos.
“La seguridad alimentaria se verá cada vez más afectada por el cambio climático futuro a través de la disminución del rendimiento agrícola, especialmente en los trópicos, con el aumento de los precios, la reducción de la calidad de los nutrientes y las interrupciones de la cadena de suministro”, indicó.
“Veremos diferentes consecuencias en diferentes países, pero habrá un impacto más drástico en los países de bajos recursos en África, Asia, América Latina y el Caribe”, aseguró Priyadarshi Shukla, una de las autoras del informe, dado a conocer por la ONU.
El planeta, en especial los países más pobres, se verán afectados por alimentos más caros, menos nutritivos y disrupciones en la cadena de distribución, si no se toman acciones para detener la degradación de la tierra y mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, puntualizó el reporte.
“Incluso con un aumento de 1.5°C, hay grandes riesgos de escasez de agua, incendios, degradación del permafrost y de inestabilidad en el sistema alimentario”.
Destacó que en la actualidad alrededor de un tercio de la comida se pierde o desperdicia, por diversas causas entre los países desarrollados y en desarrollo, y reducir esa práctica disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero y la inseguridad alimentaria.
“Algunas dietas requieren más agua y más tierra, y causan más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global. Las dietas balanceadas con más alimentos a base de granos, legumbres, frutas y verduras y con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades para limitar el cambio climático”, reveló la experta Debra Roberts.
Los expertos resaltaron que deben ponerse en marcha políticas para reducir el despilfarro de comida e influyan en la elección de determinadas opciones alimentarias, en alusión a dietas menos carnívoras y que reduzcan la población obesa o con sobrepeso, estimada en unos dos mil millones de personas.
Asimismo aseguró que hay formas de abordar los riesgos y reducir las vulnerabilidades en los sistemas de producción y distribución de la comida y de gestión de la tierra.
“La reducción de riesgos puede aumentar la resiliencia de las comunidades ante eventos extremos, lo cual tiene un impacto en la seguridad alimentaria. Un ejemplo puede ser cambios en la dieta y en los alimentos que se cultivan para prevenir la degradación de la tierra”.
“Reducir la desigualdad, aumentar los salarios y asegurar el acceso a la comida en regiones donde la tierra ya no produce también influyen en adaptarse a los impactos negativos del cambio climático”, sostuvo.
Para el experto Hans-Otto Portner, “la tierra juega un rol muy importante en el sistema climático. La agricultura, la silvicultura y otros tipos de uso representan el 23 por ciento de las emisiones de efecto invernadero. Al mismo tiempo los procesos naturales de la tierra absorben dióxido de carbono equivalente a casi un tercio del emitido por los combustibles fósiles y las industrias”.
Recomendó al respecto, manejar los recursos de manera sostenible a fin de revertir el impacto.
El IPCC señaló que además de los cambios alimenticios y el uso de la tierra hay otras opciones para combatir el cambio climático, entre ellas un menor crecimiento de la población y reducir las desigualdades, así como políticas más efectivas en el transporte y el medio ambiente.
Con un sistema alimentario más resiliente se podría tener más tierra disponible para crear energías limpias, además de proteger los bosques de los incendios y los ecosistemas naturales.
El reporte del IPCC supone un aporte clave para las próximas negociaciones sobre clima y medio ambiente, entre ellas la Conferencia Marco de la ONU (COP25) en Chile en diciembre.