El presidente Donald Trump ha decidido prohibir la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de 12 países, argumentando la necesidad de proteger al país de “terroristas extranjeros”. Esta medida también restringe la entrada de nacionales de otros siete países, incluidos Cuba y Venezuela.
La prohibición afecta a países como Afganistán, Birmania y Yemen, mientras que la restricción parcial se aplica a naciones como Burundi y Laos.
Las restricciones impuestas por Trump abarcan la residencia, el turismo, las visas de estudio y actividades comerciales. Sin embargo, se contemplan excepciones si la Fiscal general, Pam Bondi, o el jefe de la diplomacia, Marco Rubio, consideran que el viaje beneficia los intereses nacionales de Estados Unidos. Estas medidas entrarán en vigor el próximo lunes.
El gobierno de Venezuela ha reaccionado rápidamente, calificando el viaje a Estados Unidos como un “gran riesgo para cualquier persona”. Por su parte, Amnistía Internacional ha condenado la medida, describiéndola como
“discriminatoria, racista y francamente cruel”. La organización ha expresado su preocupación por el impacto de estas restricciones en los derechos humanos.
Trump ha justificado la prohibición citando un ataque en Colorado contra manifestantes que pedían la liberación de rehenes israelíes en Gaza. Según las autoridades, el ataque fue perpetrado por un hombre que se encontraba
ilegalmente en el país. Trump ha enfatizado los “peligros extremos” que representan los ciudadanos extranjeros no verificados.
