Decenas de migrantes de distintas nacionalidades permanecen en el bordo del Río Bravo buscando la forma de burlar las mallas y alambre de navaja colocando por autoridades norteamericanas para evitar crucen de manera ilegal, causando ya desesperación en muchos de ellos.
Un joven originario de Venezuela aseguró que no pierden la esperanza de poder cruzar y estar con sus familiares en los Estados Unidos, pero es difícil porque en los albergues en la frontera ya solo pueden estar un tiempo determinado y se tienen que salir, lo que les complica las cosas porque se han quedado sin dinero.
El entrevistado aseguró que en su travesía desde su país hasta Ciudad Juárez tardó tres meses en llegar, lamentando que al ingresar a México fue secuestrado por un grupo criminal y despojado de mil 500 dólares que traía consigo y las autoridades simplemente no hacen nada.