• Los más comunes son: hipertensión, daño renal, problemas cardiacos, retención de líquidos, sobrepeso y obesidad.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua, a través de la Jefatura de Prestaciones Médicas, advierte que el exceso de sodio en nuestra dieta está íntimamente ligado al desarrollo de diversos padecimientos, por lo que es necesario reducir paulatinamente la ingesta de sal en la alimentación diaria.
Lo ideal, es tener una correcta educación del paladar desde la infancia, potenciando el gusto propio de los alimentos que se consumen en la dieta diaria, ya que la sal genera los siguientes daños:
• Hace que las arterias que transportan la sangre por el organismo pierdan elasticidad y se vuelvan más rígidas, dificultando el trabajo del corazón y los riñones.
• Hipertensión.- Es una enfermedad crónica que con frecuencia requiere tratamiento de por vida y eleva el riesgo de padecer otros trastornos más graves.
• Insuficiencia cardiaca.- Disminuye el buen funcionamiento del corazón, ya que se vuelve incapaz de bombear la sangre necesaria para el cuerpo, provocando infartos.
• Dificulta la función de los riñones.- El sistema renal es básico para la salud, pues lleva a cabo una labor de filtrado y depuración de la sangre imprescindible para la vida; función que se ve perjudicada por el exceso de sal, potenciando la hipertensión arterial. Además, es un importante factor que predispone la formación de cálculos renales (piedras en los riñones).
• Favorece el sobrepeso y la obesidad.- Aumenta la sed, y hay quienes la tratan de saciar con bebidas azucaradas, energéticas y refrescos.
Asimismo, existen ciertos alimentos con sal “oculta”, los cuales deben de disminuirse en su consumo, entre ellos se encuentran los siguientes:
• Embutidos (salchichón, chorizo, salami, salchichas, etc.)
• Carnes ahumadas, jamón york, jamón serrano; patés.
• Pescados salados en conserva y ahumados.
• Encurtidos (pepinillos en vinagre, aceitunas, cebollitas, alcaparras).
• Quesos curados y semicurados.
• Platos preparados (lasañas, canelones, empanadas, sopas, guisos, etc.).
• Precocinados (empanadillas, croquetas, carnes y pescados empanizados, etc.).
• Concentrados de caldo, cubitos de caldo, sopas de sobre.
• Salsas comerciales (mayonesas, salsas rosas, mostaza, ketchup, etc.).
• Frutos secos salados.
• Bebidas gasificadas.
Se invita a la derechohabiencia del IMSS acudir a los módulos de Medicina Preventiva de su clínica, para realizarse una revisión integral anual y con ello prevenir y atender a tiempo enfermedades que pongan en riesgo su salud.