El estadio 974 es una extensión más de un estadio mexicano. Todo es verde.
Hay muchas máscaras, de luchadores sobre todo; trajes de superhéroes, como el Chapulín Colorado; disfraces de aztecas, de chinas poblanas, de mariachis.
Y cuando uno entra lo primero que se oye es la popular tonada: “El Chucky Lozano”, y cuando aparece la imagen de Gerardo Martino en la pantalla gigante, lo que suenan son los silbidos de desaprobación.
No es nuevo, el técnico nacional, el que llega como entrenador a la Copa del Mundo, sufre un gran desgaste en todos sentidos y en diversos escenarios, como lo es con la prensa, e igualmente con la afición.