Al final de cuentas, el lobo decidió soplar y derribar la casa y Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, aplicó el arancel del 25 por ciento a las importaciones provenientes de México y Canadá con impuestos que impactarán en el tema automotriz en los tres países que comprenden Norteamérica según informan especialistas.
La situación ya ha generado cuestionamientos sobre las medidas a tomar. Un primer informe de la firma Anderson Economic Group (AEG), con sede en Michigan, señala que los primeros afectados en el tema automotriz serán los consumidores estadunidenses que deseen adquirir un vehículo nuevo pues tendrán un encarecimiento considerable.
Según la firma especialista, los aranceles del 25 por ciento sobre productos procedentes de Canadá y México podrían llevar a que los costes de los coches se eleven hasta los 12,200 dólares para algunos modelos, casi 244 mil pesos adicionales.
AEG ha puesto como ejemplo que, en el caso de un crossover, podría haber un aumento de 4,000 dólares (80 mil pesos mexicanos), mientras que estiman que los coches eléctricos podrían encarecer hasta tres veces su valor.
El CEO de AEG, Patrick Anderson, fue claro en una entrevista con CBS de que los precios aumentarán y no podrán ocultarse a los consumidores, esto como un indicativo de que no habría forma de que pudieran ajustarse con subsidios.
“Se trata de aumentos de costes que no pueden ocultarse al consumidor. Una parte sustancial, o quizá toda, se repercutirá a los consumidores, o los fabricantes dejarán de producirlos”, expresó el directivo señalando que las marcas podrían dejar de fabricar modelos que no ofrezcan un margen de ganancia considerable.
Reportes de diversos medios estadunidenses señalan que los ejecutivos de las principales automotrices pidieron a la Casa Blanca que el arancel solo se aplicara a modelos que no contienen piezas fabricas en Estados Unidos, pero la idea no ha sido tomada.
Aranceles Automotrices: El impacto y consecuencia a la industria automotriz mexicana
Durante las últimas décadas, México se ha convertido en un centro importante de fabricación de coches con empresas de todo el mundo abriendo complejos de manufactura, esto gracias al impulso del primer Tratado de Libre Comercio firmado en la era de Carlos Salinas de Gortari.
Antes de ese momento, General Motors tenía una fábrica en Ramos Arizpe, Coahuila así como en Toluca, Ford sus instalaciones en Hermosillo, Sonora y Chihuahua, Nissan en Aguascalientes y Morelos, mientras que Volkswagen presumía las instalaciones de Puebla, la última casa del Vocho. Si bien no en todas se fabricaban coches y algunos estaban dedicadas exclusivamente a piezas como motores, la industria automotriz ya era un pilar de la economía nacional.
El TLC abrió un nuevo campo de oportunidades. Desde 1965 Canadá y Estados Unidos habían eliminado aranceles sobre automóviles y repuestos entre sus países, el acuerdo comercial del final del siglo pasado convirtió a la región en una zona atractiva en materia automotriz, tanto desde el punto de venta como de fabricación.En el caso de México, la medida llevó a diversos caminos: la ampliación de las instalaciones ya existentes de marcas establecidas como Nissan con Aguascalientes 2, la creación del corredor del Bajío con la llegada de Mazda en Salamanca, Honda en Celaya, GM en San Luis Potosí, Ford en Irapuato.
Otras como Kia/Hyundai inauguraron sus instalaciones en Pesquería, Nuevo León a las que se unieron Toyota en Tijuana y Apaseo el Grande, así como Stellantis en Saltillo y Toluca.
Estos movimientos llevaron a que México se convirtiera en uno de los 10 países más importantes a nivel mundial de la industria automotriz. En 2024, según datos del INEGI, se produjeron 3 millones 989 mil 403 unidades de los cuales 3 millones 479 mil 086 unidades fueron exportadas, con Estados Unidos como el mayor destino de estos vehículos con el 18 por ciento.
“Esto reafirma la fortaleza de la industria automotriz mexicana, que se consolida a nivel internacional como un actor clave en la producción y exportación de vehículos ligeros”, dijo Rogelio Garza, presidente de la AMIA (Asociación Mexicana de la Industria Automotriz) cuando se dio a conocer el reporte de 2024 en enero de 2025.
¿Qué harán las compañías automotrices ante los impuestos de Trump?
La era post pandemia ha sido complicada para el sector automotriz, pero especialmente para las compañías estadunidenses y europeas. La crisis de los semiconductores, la falta de contenedores para el traslado de los coches, la lucha por encontrar la fórmula de crear vehículos eléctricos con mayor rango a un menor costo y el impulso de la industria automotriz China han puesto en situación de emergencia a algunas marcas como Nissan y Volkswagen que han salido a buscar o nuevo capital, o a recurrir a recortes importantes.
Para Bill Ford, la situación de colocar impuestos sin una planeación es un factor que solo abre más la crisis. Si bien el directivo de la marca del óvalo azul está de acuerdo en una industria automotriz estadunidense fuerte, no comparte que estas medidas se tomen en cuestión de minutos.
“Podemos ajustarnos a casi todo siempre que sepamos cuál es ese camino, pero lo que nos resulta realmente difícil es arrancar, parar, arrancar, parar, cuando la política cambia todo el tiempo”, dijo Ford en referencia a que con cada cambio de gobierno han tenido que reajustarse, incluso en periodos de tiempo más cortos de los necesarios para fabricar un coche.
Algunas marcas han decidido no esperar más e, incluso ante una posible resolución de los aranceles, prefieren comenzar a mover su producción a Estados Unidos. Reuters reportó el lunes que Honda movería la fabricación de su más reciente Civic a Indiana, mientras grupo VAG estaría analizando ubicaciones para instalar fábricas de Audi y Porsche con el fin de evitar los impuestos