El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, promulgó este jueves una nueva norma que busca elevar los estándares bajo los cuales se puede solicitar asilo en la frontera sur.
La regla, que pasará a una fase de revisión antes de entrar en vigor, instruirá a los agentes de migración a prohibir que las personas consideradas un “riesgo para la seguridad pública o nacional” puedan presentar una solicitud de asilo y ser, por lo tanto, admitidas dentro del país.
Estos filtros ya se aplican a la hora de estudiar los casos de asilo, pero con esta nueva medida el Ejecutivo permite que sean utilizados durante la fase de las entrevistas de “miedo creíble”, en donde se decide si una persona cumple o no con los requisitos para solicitar protección tras cruzar la frontera con México.
La administración de Biden estima que estos nuevos estándares solo afectarán a una pequeña cantidad de gente.
En concreto, a quienes tienen un historial criminal serio o que están vinculados a actividad criminal. “Y eso es solo un porcentaje pequeño de todas las personas” que son detenidas cada día en la frontera sur, señaló durante un funcionario de alto rango en una llamada con periodistas.
Las personas a las que se les niega la posibilidad de solicitar asilo son expulsadas a México de manera inmediata o entran en un proceso formal de deportación, dependiendo de su nacionalidad.
Esta nueva medida llega en medio de un año electoral en el que la inmigración es uno de los temas centrales. El expresidente y precandidato republicano a la presidencia, Donald Trump (2017-2021), ha adoptado una retórica antiinmigrante y acusa a Biden de haber creado una “crisis” en la frontera.
No es la primera vez que la Casa Blanca anuncia cambios a las regulaciones sobre el asilo en un intento por limitar la llegada de personas a la frontera sur.
Justo hace un año, el gobierno demócrata introdujo una serie de cambios que califica como “no aptos” para solicitar asilo a los migrantes que crucen de manera irregular la frontera y que no hayan pedido protección en un tercer país durante su travesía hacia Estados Unidos.
Aunque el número de detenciones en la frontera han disminuido significativamente durante los primeros meses de este año, en 2023 Estados Unidos reportó un récord de más de 2.3 millones de arrestos de migrantes.
El contexto global de un incremento histórico en la cantidad de desplazados en el continente, junto a la presión por parte de la oposición y el ala moderada de su partido, ha llevado a que Biden abandone sus promesas de campaña de “restaurar” el sistema de asilo.
Por el contrario, la administración demócrata mantuvo durante los primeros años políticas restrictivas heredadas del gobierno anterior, como el llamado Título 42, que permitía las devoluciones en caliente, para luego ampliarlas o reemplazarlas con nuevas normas que buscan limitar la cantidad de personas que pueden solicitar asilo en la frontera sur.
Como contraparte, la Casa Blanca ha promovido programas de “vías legales humanitarias” para las personas de algunas nacionalidades (Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela), que han permitido la entrada de más de 400 mil personas a Estados Unidos.