El Presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, respondió este viernes al Gobierno texano que son “malos gobernantes y malos cristianos” ante el intercambio de declaraciones que desató la muerte de dos migrantes en el río Bravo, donde Texas instaló un cerco de boyas y alambre de púas.
“En sus iglesias los van a cuestionar sus pastores evangélicos, los sacerdotes católicos, sus hermanos de religión, porque además de que están actuando como malos gobernantes y malos ciudadanos, están actuando también como malos cristianos”, expresó el Mandatario en su rueda de prensa diaria.
El gobernante mexicano reaccionó a las declaraciones de Andrew Mahaleris, portavoz del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, quien el jueves acusó a López Obrador de una “política de puertas abiertas” a los migrantes.
Ante las críticas que el Presidente de México hizo el jueves a Texas por la muerte de dos migrantes en la zona de las boyas instaladas por el gobernador texano, el portavoz de Abbott contestó que “si realmente se preocupan por la vida humana, deberían hacer su trabajo y asegurar la frontera”.
“Es muy inhumano todo esto que está sucediendo. No se puede debatir con quienes no tienen conocimiento de la condición humana, no saben del porqué de la migración o, aunque lo sepan, no les importa. Ellos actúan de manera inhumana y en forma inmoral”, reviró ahora López Obrador.
La indignación ha arreciado en ambos lados de la frontera desde la tarde del miércoles y la madrugada del jueves, cuando el Gobierno mexicano reportó el hallazgo de dos cadáveres en Piedras Negras, ciudad fronteriza con la urbe estadounidense de Eagle Pass, Texas.
El Gobierno mexicano ha identificado a uno de los fallecidos como un migrante hondureño, pero la identidad del otro y la investigación siguen pendientes.
“Sí, es muy triste porque una madre reconoce a su hijo y es un joven que es identificado de Honduras. Están haciendo toda la investigación sobre lo que realmente sucedió, pero hay que esperarnos”, comentó López Obrador.
El Gobierno mexicano ha elevado sus reclamos a Estados Unidos por acusar a Texas de violar tratados bilaterales de aguas y derechos humanos con las boyas y el cerco de alambres que el gobernador ha colocado en el río Bravo para frenar a los migrantes.
Las obstrucciones de Texas están en un tramo de 305 metros en la zona de Eagle Pass, de los que 230 metros corresponden a México, según ha denunciado la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), que ha enviado dos quejas diplomáticas a Washington al respecto.