Lágrimas, gritos. Grimèl se tira al suelo: esta mañana ha ido a ver a su hermano a un centro para el cólera de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Puerto Príncipe, pero ha llegado tarde, él murió de noche. En Haití hay unos 260 casos sospechosos de la enfermedad, una treintena de confirmados y al menos 18 muertos, y los sanitarios temen que lo peor esté aún por llegar.
Ayer lo dejé en buen estado, pero era el último día que iba a ver vivo a mi hermano”, se lamenta, inconsolable, Grimèl en el Centro de Tratamiento del Cólera (CTC) de la organización humanitaria en el barrio de Cité-Soleil al que EFE ha podido acceder.
No pensaba que esto pudiera ocurrir (“solo tuvo el viernes un poco de diarrea”, asegura) y el último día había prometido a su hermano Onald Sainjilus, de 40 años, que cuando regresara lo llevaría de vuelta a la plaza Mais Gâté, donde más de tres mil personas viven desde julio pasado desplazadas por la violencia de las bandas armadas.
Casos de cólera aumentan día a día
Onald no es el único muerto. Horas antes, una niña que presentaba diarrea murió también en ese centro de Médicos Sin Fronteras en Cité-Soleil, montado a raíz de que las autoridades confirmaran esta nueva oleada de cólera después de tres años sin casos en Haití.
En este lugar, compuesto por diez grandes tiendas de campaña y en el que más de cien personas están hospitalizadas, las mujeres y los niños son mayoría, sobre todo estos últimos.
El número de afectados aumenta día a día, lo que genera gran preocupación entre los sanitarios. Según los datos más recientes del Ministerio de Salud de Haití, hay más de 260 casos sospechosos de cólera, 32 personas tienen la enfermedad, 215 han sido hospitalizadas con síntomas y 18 han muerto.