Dinamarca eliminó todas las restricciones impuestas por la cuarta ola de la pandemia de COVID-19, al considerar sus autoridades que la variante ómicron no implica un “peligro” para su sanidad ni sus habitantes, pese a los altos niveles de incidencia que se registran en el país.
Desde este martes ya no es obligación usar cubrebocas en interiores, han desaparecido las restricciones en la restauración, la vida cultural y social y reabren las discotecas.
El COVID-19 dejó de ser considerado una “enfermedad crítica” y, por lo tanto, se suprimieron las restricciones también a grandes eventos.
Dinamarca se convierte así en el primer país de la Unión Europea (UE) en levantar todas las medidas contra la pandemia, como ya ocurrió el pasado septiembre, aunque unos meses después empezó a reimplantarlas como consecuencia de la propagación de la variante ómicron.
Actualmente la incidencia semanal sigue siendo muy alta -5 mil casos en 14 días por 100 mil habitantes- pero la alta tasa de ciudadanos con la dosis de refuerzo-sobre un 60 por ciento- permite, a juicio de su gobierno, dar ese paso.
“Estamos listos para salir de la sombra del coronavirus, decimos adiós a las restricciones y le damos la bienvenida a la vida que teníamos antes. La pandemia sigue, pero hemos pasado la etapa crítica”, anunció la semana pasada en una rueda de prensa la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.
Dinamarca es uno de los países del mundo donde más test se practican. Entre 30 y 40 por ciento de los ingresados con COVID-19 son personas que fueron hospitalizadas por otros motivos y que luego dieron positivo en coronavirus.
Las autoridades danesas cuentan con que el elevado contagio se mantenga durante algunas semanas, pero creen desproporcionado mantener las restricciones.
A pesar del incremento de las muertes por COVID-19 en el último mes y medio, Dinamarca presenta aún uno de los índices de mortalidad más bajos de Europa, con 62.59 por cada 100 mil habitantes, tres veces menos que países como España, Portugal o Francia.