Las festividades decembrinas y de fin de año no fue lo que esperaba Lorena, vendedora de algunos productos que contienen pólvora y que hizo la inversión de algunos miles de pesos, esperando multiplicarlos como ingreso familiar.
Apostada en un crucero de la ciudad junto con su esposo y sus dos menores hijos, buscaban vender los productos chispitas y luces de véngala, mismos que no generan afectaciones graves al ser manipuladas por menores o adultos.
Lorena al ser cuestionada por los accidentes con menores de edad o adultos al encender los productos que contienen pólvora comprimida, aseguró que la responsabilidad es de quien compra el producto y deja sin supervisar a los niños o al momento de encenderlos no los colocan de manera adecuada y es cuando se genera un accidente, tal como sucedió días atrás con un hombre que lamentablemente perdió varios dedos de su mano.