La cadena de farmacias más grande de los Estados Unidos acaba de anunciar que cerrarán 900 locales en todo el país, al ritmo de 300 locales al año durante los próximos tres años.
El cierre representa uno de cada diez locales que poseen en los 50 estados. La cadena había intentado una estrategia previa para evitar cerrar locaciones mediante la cual no solo eran una farmacia sino que se convirtieron en pequeñas clínicas médicas. La empresa compró la aseguradora de salud AETNA y convirtió algunas de sus farmacias en centros de salud. Si bien les ha funcionado, el rédito económico no ha sido suficiente como para evitar el cierre de locales.
La competencia con la venta en línea es feroz, y desde que Amazon anunció que comenzaría a vender medicamentos, toda la industria ha empezado a reinventarse.
Si bien se presume que habrá muchos despidos, la compañía aseguró que harán lo posible por encontrarle nuevos trabajos a la mayor parte de sus empleados.
“La empresa está comprometida con ofrecerle a nuestros colegas que serán impactados puestos de trabajo en otras locaciones. También se abrirán nuevos roles en medio de la reestructuración de nuestro negocio”, informaron a través de un comunicado a la prensa.
Los cierres comenzarán en la primavera de 2022, que en el hemisferio norte arranca en abril. Aún no han informado qué locales piensan cerrar, aunque el vocero de CVS, T.J. Crawford, afirmó que “hay varios factores que se tendrán en cuenta incluyendo las dinámicas de los mercados locales, los cambios poblacionales y la densidad de los locales, así como asegurar que los que están asegurados con AETNA o Caremark sigan recibiendo sus beneficios. A su vez es una prioridad que las comunidades carenciadas sigan estando atendidas”.
Para el cambio será fundamental que la empresa conozca los cambios en la población, en los patrones de consumo y tenga una proyección de las futuras necesidades médicas de las distintas comunidades, para poder escoger exactamente qué locales cerrar.