A más de un año y tres meses del hallazgo de 386 cuerpos —muchos de ellos apilados y otros ocultos en distintas áreas— en una finca de la colonia Polo Gamboa, solo 123 han sido identificados oficialmente. Esto, a pesar de que las autoridades aseguran seguir protocolos internacionales para garantizar la certeza en la identificación de los restos, incluso de aquellos que ya habían sido velados y entregados a familiares en forma de cenizas.
El perito en criminalística de alto impacto, Carlos Rubén Luévano Ferrero, quien además es licenciado en Derecho, en Criminalística y maestro en Ciencias Penales y Criminalística, consideró que, de mantenerse un orden adecuado, sin corrupción y con registros mínimos confiables, el proceso de identificación no debería tardar tanto tiempo. Atribuyó la demora al exceso de carga laboral y a deficiencias administrativas dentro de las instituciones encargadas.
Luévano Ferrero explicó que, en materia forense, la incineración de un cuerpo representa la pérdida definitiva de evidencia, ya que las cenizas eliminan cualquier posibilidad de rastreo. No obstante, precisó que en ciertos casos aún puede ser posible obtener información genética a partir de piezas dentales o fragmentos óseos específicos, los cuales pueden triturarse y analizarse para extraer ADN, con el fin de cotejarlo con familiares directos.
Para una identificación más certera, señaló que se puede recurrir a registros de ADN, datos antropométricos, expedientes médicos, así como a bases de datos de INE, CURP biométrica, Registro Civil, Fiscalía y policías municipales. Además, características como tatuajes, malformaciones, cirugías o cicatrices pueden ser determinantes en la identificación.
El especialista destacó también la obligación de las funerarias de fungir como intermediarias entre los deudos, el crematorio y las autoridades, manteniendo formatos de registro actualizados y completos para evitar irregularidades como las ocurridas en el caso del Crematorio Plenitud.
Finalmente, Luévano Ferrero señaló que, con la tecnología actual, el proceso de cotejo podría ser mucho más ágil, en comparación con los métodos tradicionales que requerían la presencia física en la morgue o anfiteatro. Recomendó que los crematorios y funerarias cuenten con un criminólogo que supervise la actualización de protocolos, contratos y registros, lo que permitiría evitar demoras y errores en la identificación de restos humanos.
A la fecha, más de la mitad de los cuerpos encontrados en el Crematorio Plenitud permanecen sin identificar.
