La economía mexicana cerró el pasado mes con señales de enfriamiento, datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la actividad industrial registró una contracción mensual de 0.3%, reflejando un debilitamiento generalizado en los sectores productivos. El informe destaca una caída de 2.2% en la construcción, impulsada por la reducción de 6.3% anual en proyectos de ingeniería civil, y un descenso de 0.7% en la minería, mientras que la manufactura apenas creció 0.2%, lo que evidencia una fase de estancamiento en la producción.
En el plano externo, las negociaciones en el Congreso de Estados Unidos permanecen estancadas respecto al presupuesto federal lo que ha llevado a los mercados a anticipar que no se publicará el dato de inflación el próximo 15 de octubre.
Dentro del informe se precisa que los inversionistas asignan una probabilidad de 95% a un nuevo recorte de tasas el próximo 29 de octubre y de 83% el 10 de diciembre, en un entorno de alta volatilidad y debilidad política derivada del cierre parcial del gobierno estadounidense.
La debilidad industrial mexicana, combinada con el freno político en Washington, configura un panorama de prudencia económica para el último trimestre del año: un terreno donde el crecimiento avanza, pero a paso más lento que la paciencia de los mercados.
