La vicepresidenta Kamala Harris llamó este miércoles al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, para reconocer su derrota y felicitarlo por su victoria electoral, informó un allegado de la vicepresidenta.
El asesor, que pidió no ser identificado al no estar autorizado para divulgar detalles de una conversación privada, dijo que Harris habló sobre la necesidad de una transición pacífica del poder.
Considerada alguna vez como la posible salvadora del Partido Demócrata tras el estancamiento de la campaña de reelección de Joe Biden, Harris y sus seguidores enfrentan un profundo rechazo por parte de los votantes estadounidenses en la elección presidencial de este año.
Ella va rezagada en cada estado clave frente a Trump, a quien describió como un peligro existencial para las instituciones fundacionales del país. Y Trump parece encaminado a ganar el voto popular por primera vez en sus tres campañas para la Casa Blanca —aun después de dos juicios políticos, condenas por delitos graves y un intento de revertir su anterior derrota electoral.
Harris dará un discurso de concesión este miércoles a las 16:00 horas, anunció su oficina. Hablará en la Universidad Howard, su alma máter en Washington, donde sus seguidores observaron los resultados el martes por la noche, antes de ser enviados a casa después de la medianoche, cuando Trump tomó la delantera en los estados clave. Su equipo de campaña no reveló planes de hablar con Trump.
El resultado es particularmente amargo para Harris porque, como la actual vicepresidenta, se espera que supervise la certificación ceremonial de la elección por parte del Congreso.
Es la misma función que desempeñó Mike Pence hace cuatro años, cuando Trump dirigió a sus seguidores a marchar sobre el Capitolio de Estados Unidos. Aunque los críticos dijeron que la insurrección violenta cristalizó la amenaza de Trump a la democracia estadounidense, eso finalmente no disuadió a los votantes de elegirlo nuevamente.
Harris se convirtió en la candidata demócrata después de que Biden, que ya enfrentaba dificultades para convencer a los votantes de que podía servir como presidente hasta los 86 años, tropezó gravemente en su debate del 27 de junio con Trump.
Se retiró de la contienda el 21 de julio y respaldó a su vicepresidenta, quien rápidamente unificó al Partido Demócrata en torno a su candidatura.
Desde el principio, Harris enfrentó grandes desafíos. Heredó la operación política de Biden con solo 107 días antes del final de la elección, y se enfrentó a un electorado inquieto que ansiaba un cambio.
Aunque Harris propuso “un nuevo camino a seguir”, enfrentó dificultades para diferenciarse significativamente del impopular presidente en funciones. También tuvo poco tiempo para presentarse a los votantes escépticos, quienes nunca emitieron un voto por ella en una primaria presidencial.
Los demócratas ahora enfrentan la perspectiva de recomponerse durante un segundo mandato de Trump, y no está claro qué papel jugará Harris en el futuro de su partido.